“Tendemos a evaluar a los demás según su apariencia física o exterior: si la persona es o no apuesta, su condición social, su abolengo, los títulos que posee o su situación económica. Sin embargo, el Señor tiene una norma diferente para evaluar a las personas… cuando el Señor mide a una persona, no le coloca una cinta métrica alrededor del pecho para saber si es fuerte, sino que le mide el corazón, lo que indica la capacidad y el potencial que tiene esa persona para bendecir a sus semejantes”
Élder Marvin J. Ashton
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